miércoles, 10 de febrero de 2010

Arbol caído











Una tarde fresquita de febrero fuimos a ver a la niña de las flores a su agronómico trabajo y Rodrigo me señaló desde su silla Mclaren (pijaco) unos troncos que me llamaron la atención. El resultado del acercamiento fotográfico, esta miniserie.
Se admiten comentarios, críticas malédicientes y enseñanzas varias. Eso sí, como me llameis maricón por mi terrible sensibilidad os corro a gorrazos.
PD: ¿A quién coño me dirijo? Mmm.

1 comentario:

  1. Mu bonicas la fotos. De verdad. Me han gustado mucho. ¿De dónde sacas tiempo para ser tan gran padre, un extrordinario profesional, tus obras benéficas, conciertos de piano, charlas en la universidad y ahora, además, fotos?
    Cómo te envidio, perraco.

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